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lo visual

Fiesta de Halloween

Fiesta de Halloween

He estado en una fiesta con un montón de gente, tres pollos, tres brujas, tres calabazas, tres fronkonsteins, tres momias, una pareja de hombres lobos y una chica traviesa que no paraba de contarme cómo su hermana le había pintado la cara.
Cara de chica traviesa.
Me decía una y otra vez: “¿verdad que tengo cara de chica traviesa?”, “¿verdad que tengo cara de chica traviesa?”, “¿verdad que tengo cara de chica traviesa?”, “¿verdad que tengo cara de chica traviesa?”
Y yo guardaba silencio, preguntándome una y otra vez dentro de mi cabeza:
“¿Qué hacen tres pollos aquí?”

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Veteados en el cielo


Ayer de regresando a casa, sobre las 10 de la tarde, veía desde el coche –yendo rumbo al norte– una nube con forma de vaca, digamos que delineando la parte que sería el lomo de la res. No. Vaya ejemplo me he buscado: una vaca; cuando lo que intento describir es algo más bien apacible y singular. Una nube bastante normal. Nada de formas redondas, torres de algodones cimbreantes o lenguaradas de blanco sobre gris. No. Más simple. Quizás era como una toalla blanco roto con algún veteado encima, colgando de la mampara de un baño.
Y digo blanco roto, porque ayer en el trabajo, durante la comida, mis compañeros hacían chistes sobre el eterno desaguisado de colores que son capaces de distinguir hombres y mujeres. La típica charla de comida sobre colores y género: blanco roto, blanco ostra, blanco soga, blanco tapia, blanco amalgamado, blanco sal, blanco huevo y todas sus variantes; para las mujeres... y para los hombres existe el sencillo blanco-blanco. O el gris. Nada de Beige o caqui –a.k.a. kaki*–, pero si verde militar, que para tonalidades, se han paseado por todas las posibilidades hasta nombrar el “rosa palo” que se lleva la palma. Pero no. Esto es muy complicado para referirse a una nube. Ni blanco roto, ni veteados. Más sencillo. Lo que intento decir es que la nube era como una catarata de Iguazú congelada –con forma de vaca– y de un único color blanquecino –digamos blanco-blanco–, con algún toque rosa –palo– en su lomo.

Es bastante complejo hacer un ejercicio descriptivo, cuando lo fácil sería subir la foto que hice desde el coche.

Pero no.
Mil palabras igualan una imagen. O eso es lo que dicen.


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Éramos seis...

Éramos seis...

... y parió la vitrocerámica.

Ya era complicado estimar el calor con seis opciones.
Con doce, la cosa se complica a niveles estratosféricos.

Doce niveles, para ser exactos.

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De la punta del lápiz

Alina sufre de lo siguiente:
No le gusta su letra, pero escribe muchísimo.
Quizá de cuando en cuando, quizá cada millón de palabras alguna queda realmente bonita. Verdaderamente sublime. Una obra de arte caligráfica.
Pero entonces, en la mayoría de esas ocasiones, tiene que borrar la palabra...
... porque se ha equivocado...
... o la palabra no cuadra...
... o la idea ha cambiado...

Alina, entonces suspira, y tacha la palabra, o la borra, o la deja allí abandona sin finalizar el párrafo.

Y comienza nuevamente a escribir, con esa letra que no le gusta, a la espera de que un día todo lo que escriba sea precioso... o al menos se lo parezca.

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Altitud

Altitud

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Belleza gestual anticipada

Belleza gestual anticipada

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Ámbar de corazón

Algunas personas (las más o las menos) sincronizan su corazón con el vaivén del ámbar del semáforo.

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Samurai Chuck

Samurai Chuck

Si la imagen no es bastante... prueba a mirar.

(Pero sin tocar, sin perturbar ninguna alma, usando sólo cerillas y salvándote a ti mismo de una muerte segura...)

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¿Quién se deja mirar?

¿Quién se deja mirar?

Pulsar el timbre.
El biiiiiiip.
El diiiiing-DONG.
Saber que atisbarán.
Saberse mirado.
¿Qué cara poner?
¿Qué pose?

Por fin, tengo una puerta... con un ojo de pez.

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Yo reconozco dos de tres

Yo reconozco dos de tres

¿Y tú?

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Candela

dueduoflamred

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Mi amigo Alfio

Mi amigo Alfio

Nunca sospechamos que Alfio vendría aquella tarde de sábado con semejante propuesta.

En su, recién inaugurado, matrimonio las cosas no iban del todo bien, pero aquella idea era algo que no estaba escrita en ningún manual.

Diez días después del convite matrimonial, su esposa debía marcharse de casa con lo puesto para ingresar en un manicomio por orden del psiquiatra que llevaba viéndola toda la semana.

Alfio se plantó delante de nosotros y nos pidió ayuda: "- Necesito que me ayudéis a llevar a mi esposita al manicomio".

Ante nuestro silencio, Alfio completó (con cierto entusiasmo velado): "Pero como no se va dejar, he pensado que nos pusiéramos pasamontañas yo y tú, y tú y tú (decía mientras contaba con el índice) y nos hiciéramos pasar por enfermeros para llevarla a buen resguardo."

"Lo hago por su bien!"-, soltó como conclusión musitada, mirando sus zapatos.

Mientras ensayábamos la mejor cara de asombro que podíamos, el silencio fue cortado por uno de nosotros (al que no le pareció tan mal el plan de Alfio) a la vez que se ponía de pie e imitaba las palabras con sus gestos...

"Accedemos, pero si nos dejas usar palas!"-, y allí dejó la idea flotando vaporosa, ruidosa, trágica y cómica, hasta caer a los pies de Alfio. Sus zapatos centro de todas las miradas.

Todos nos reímos, menos Alfio.

***

Un año después Alfio enviudó, y entonces ya no nos reímos más.

De hecho había olvidado esta tragicómica historia hasta hace dos años; y ahora hoy.

Y hoy es la última vez que la cuento.

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Contradicción Ulisoria

Contradicción Ulisoria

No me esperes...
... pero igual voy.

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PD: en el próximo episodio...
VARIANTE PENEPOLESA

Te espero...
... pero no vengas.

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doSPICAños

doSPICAños

Hace dos años abrí este blog. Lo cerré exactamente seis meses después. Tres meses después lo reabrí y lo volví a cerrar en una fecha coincidente con la del primer cierre.
Hoy lo abro de nuevo.
Me gustan los ciclos exactos.
Como el de las constelaciones y las estrellas.

Pero siempre, se ha de tener presente, que no hay nada exacto por aquí cerca (o lejos) y que los ciclos siempre tienen un error de un segundo (un minuto, una hora, un día,...) hacia adelante o hacia atrás.

Hace dos años, un día como hoy, escribí una historia sobre un Semáforo.


Mira que cosas tan raras ocurren, que hace una semana (día más, día menos), le dí una moneda de un euro al hombre de la historia.

Había pasado tanto tiempo... que no me reconoció.

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PD: Y además, hoy si que tengo una imagen que cuadra con el título.

Mira, ve, observa

quenosequedenadiefuera

¿Cuántos?

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Un buen disfraz

Un buen disfraz

Hay farolas, que no lo son.

No, no lo son.

Y eso es fabuloso.

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Nada que agregar

despertador no

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Fachadas

Fachadas

¿Lloverá o no lloverá?

O es que no ves las nubes, por ver las fachadas.

O soy yo el que se pierde de las fachadas.

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Hace un año, exactamente escribí este post. Nunca lo publiqué, a excepción de aquel extraño "bug" que desvelaba el fallo del buscador de Blogia, dejando al descubierto 50 posts polvorientos de Spica. No creo que muchos lo leyesen, o comentasen o recordasen. Hoy me he dejado caer entre esos borradores y este me ha parecido muy acorde con las sensaciones del día. Como cuando vas escuchando un CD de rock en español y das sin querer a la radio, y ponen la canción más lógica de Supertramp... y te quedas enganchado.

¿Volver al CD o dejar la radio?

¿Alguien conoce esa canción?

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A, B,C, D, E, F, G,...

hache

... I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z.

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Eme - treinta

m-30-2

Seguro que estás en plena crisis, y no sabes si encontrarás el compañero vital de buen asfalto o tendrás pequeñas y ligeras vías de servicio que te hagan feliz.

Tu hermana mayor, lo lleva peor.

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