Hipoglucemia con cafeína
Con el dumbi, dumbi del bajo de fondo musical, Ramoncín (el perrito más tiernín) intentaba ordenar sus pensamientos delante de Alfonsina (la perrita más perrina).
Como cristales de colores, había ordenado todos sus recuerdos e intentaba escoger alguna para contar. Para impresionar. Y que Alfonsina soltará un GuaoooooO
Ramoncín (el perrito más tiernín) se paseó sin descanso, por su tierna infancia, por su cruda actualidad, por sus sueños tan soñados que ya eran pasado.
Deseaba esa noche, compartir un trozo de su esencia para gustar a Alfonsina.
Y mientras tanto esperaban el postre.
Y el café.
Ramoncín (el perr...blablabla) se esforzaba por dar con el recuerdo adecuado para ese momento. Nada triste, nada que sonara nostálgico como si quisiera huir del presente. Tenía que ser algo alegre. Que le dejara incluso un poco al descubierto, imperfecto, sin mencionar un logro mayor o la falsa modestia. Una historia donde quedara como un tonto adorable. Algo inolvidable para ese preciso momento.
Ramoncín (el...) empezaba a ponerse nervioso.
Y Alfonsina... Alfonsina (la perrita más perrina) sólo quería que llegase pronto el café.
El dumbi, dumbi le aburría.
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7 comentarios
carlos -
Creo que a partir de hoy, lo vamos a institucionalizar.
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Nepomuk -
ea, pelillos a la mar de Alfonsina.
vireta -
carlos -
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carlos -
se lo ha ganado!
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la sombrilla insolada -
nadie -
Ése lenguaje universal lo entendemos todos los perritos calientes.