Blogia
Spica *

Nunca más de doscientoveinticinco

Nunca más de doscientoveinticinco

Desde hace algunos días (quizá meses, en realidad) siento que vivo los días en tramos de dos horas. Alguna veces tres. Nunca más de tres horas y tres cuartos.

Ni siquiera cuando duermo puedo evitarlo. Me lleva mi cuerpo, o algún pequeño minutero interior que señala la partida y el final de cada trozo a recorrer.

No llevo reloj, ni pregunto por las horas, ni siquiera puedo medir con cierta exactitud los minutos; pero de alguna manera sé que voy recorriendo mi tiempo en ciclos de cientoveinte minutos, cientochenta a veces, o en todo caso nunca más de doscientosveinticinco.

*

0 comentarios