Kabuki Accidental (2)
(Viene del anterior post)
***
De inmediato cesó la algarabía habitual de la casa, y todos esperaban inmóviles al desenlace de la escena. El sake sobre la mesa, el olor a costillas de cerdo en el ambiente, las risas despreocupadas... todo se detuvo en un súbito momento.
***
Konnichiwaaaaaa!
Pero el recibimiento fue frío. Mucho más que el de la lluvia bajo el camino de arroz. No había sopesado adecuadamente el impacto que supondría que un extranjero entrase con esas pintas, casi al anochecer con un casco aerodinámico en una mano, un bidón de agua en la otra y vistiendo unas mallas y zapatillas de ciclista.
Me sentí perdido en mis pensamientos y a pesar de que un ligero miedo se apoderó de mí, en mi cabeza titilaba mi objetivo: Queso, Queso, Queso...
Y movido por la sensación de que todos esperaban a que hiciera el próximo movimiento acerté a decir: chîzu, kudasai.
Con un poco más de valor repetí en perfecto español: queso, por favor.
***
Luego de escuchar a aquel muchacho decir Queso, por favor un silencio breve se paseó por la estancia, y de inmediato el ambiente se rompió en sonoras carcajadas. Si el destino nos enviaba un actor de Kabuki a cambio de queso, afortunados éramos todos los presentes. Que risas más refrescantes para un día de lluvía. Era cierto que vestía así para representar una obra a cambio de comida y algo de beber. El más viejo de nosotros, el de ojos más despiertos le dio la bienvenida y lo sentó en una de las mesas ofreciéndole amigablemente un cuenco de arroz. Todo sin palabras.
***
El lenguaje de los gestos es maravilloso si hay empatía, sorpresa y naturalidad. Y esa sería una noche inolvidable antes de llegar a casa de la familia de Tamura. Salí de allí con un buen trozo queso en mi mochila y mi público disfrutó de una inesperada representación accidental de teatro Kabuki.
Ni que decir tiene que esta anécdota es mucho más inolvidable para ellos y ese viejo bar, que para el ciclista empapado de pies a cabeza con un chizu en su mochila.
Konnichiwaaaaaa!
*
***
De inmediato cesó la algarabía habitual de la casa, y todos esperaban inmóviles al desenlace de la escena. El sake sobre la mesa, el olor a costillas de cerdo en el ambiente, las risas despreocupadas... todo se detuvo en un súbito momento.
***
Konnichiwaaaaaa!
Pero el recibimiento fue frío. Mucho más que el de la lluvia bajo el camino de arroz. No había sopesado adecuadamente el impacto que supondría que un extranjero entrase con esas pintas, casi al anochecer con un casco aerodinámico en una mano, un bidón de agua en la otra y vistiendo unas mallas y zapatillas de ciclista.
Me sentí perdido en mis pensamientos y a pesar de que un ligero miedo se apoderó de mí, en mi cabeza titilaba mi objetivo: Queso, Queso, Queso...
Y movido por la sensación de que todos esperaban a que hiciera el próximo movimiento acerté a decir: chîzu, kudasai.
Con un poco más de valor repetí en perfecto español: queso, por favor.
***
Luego de escuchar a aquel muchacho decir Queso, por favor un silencio breve se paseó por la estancia, y de inmediato el ambiente se rompió en sonoras carcajadas. Si el destino nos enviaba un actor de Kabuki a cambio de queso, afortunados éramos todos los presentes. Que risas más refrescantes para un día de lluvía. Era cierto que vestía así para representar una obra a cambio de comida y algo de beber. El más viejo de nosotros, el de ojos más despiertos le dio la bienvenida y lo sentó en una de las mesas ofreciéndole amigablemente un cuenco de arroz. Todo sin palabras.
***
El lenguaje de los gestos es maravilloso si hay empatía, sorpresa y naturalidad. Y esa sería una noche inolvidable antes de llegar a casa de la familia de Tamura. Salí de allí con un buen trozo queso en mi mochila y mi público disfrutó de una inesperada representación accidental de teatro Kabuki.
Ni que decir tiene que esta anécdota es mucho más inolvidable para ellos y ese viejo bar, que para el ciclista empapado de pies a cabeza con un chizu en su mochila.
Konnichiwaaaaaa!
*
7 comentarios
Nepomuk -
Amélie Poulain -
Nuala -
Carlos -
¿queso?
Patricia -
fujurdragonblanco -
Mai - chan -