Mitología sui generis
Lo contaré rápido no vaya a ser que Ícaro nos caiga encima antes de tiempo.
Era cierto, Ulises llegó y Penélope bailaba rodeada de 40 ladrones que hacían palmas y la instaban a pasar por debajo de tela ya terminada que hacía las veces de una barra de limbo. Todo en el ambiente estaba contagiado del limbo tropical. Que desilusión, pensó Ulises, que sin perder un segundo se enfundó en las botas de cuero, cargó sus dos revólveres, lanzó lejos su arco y sus flechas y a ritmo de limbo se cargó a todos menos a Penélope. Aquí fue cuando... PLAF!... cayó Ícaro del cielo sobre la radiante Penélope.
Ulises se dirigió rumbo al oeste, unos hombres de bronce cogieron su arco y sus flechas y nunca más se supo de él.
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6 comentarios
Sá -
bacterio -
Saludos
Borjo -
la sombrilla insolada -
Pues me gusta como has hecho con los personajes de los cuentos. Los pobres llevan una eternidad encerrados en su misma historia, ya es hora que hagan un poco de turismo o algo.
Glassy -
carlos -
Ulises, Icaro y Ali Babá.
El limbo inspiración divina.
Ex-piración, quise decir.
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