Tablao
Julius tenía un buen sentido del ritmo desde que era pequeño. Tokopip, Tokopip, Tokopip, Tokopip, Tokopip,... "allí va Alicia la contable. Siempre caminando deprisita y golpeando con fuerza el tacón, dejando caer suavemente el resto del pie. Tiene buenas piernas y debe veranear cerca del mar. Digo, por esa pincelada hacia el sur de su pie izquierdo". Según crecía las clases de percusión le ayudaron. Shhhsh, Shhhsh, Shhhsh, Shhhsh,... "allí va el viejo Roberto de recobros, a punto de jubilarse y con los zapatos más desgastados de la planta, arrastrando las suelas como sus ganas". El oído de Julius servía para más cosas, además de la batería de casa. CLAK, cli, CLAK, cli, CLAK, cli, CLAK, cli,... "sin duda Marta la secretaria de Marketing con esa cuerpo, esa cara, esas plantas, siempre contundente con la derecha y un poco coja con la izquierda. Cosas de mover con nerviosismo la pierna debajo de la mesa". Y Julius, poco a poco con el tiempo abrió sus oídos a más cosas que taconeos personalizados
ToM, pic, TOCOTON, tipiTAP, FFFgssh,...
Julius tenía el poder de reconocer quien iba y venía por la oficina, en qué estado de ánimo, si venían a por él, si iban a por su jefe, si diría buenos días o soltaría un gruñido, si besaron a quien aman antes de salir de la cama, de la casa, si durmieron a gusto, si volvían de vacaciones y qué país pisaron esos pies.
Esos pies, esos zapatos, esos tacones, ese andar, ese ¡tracatrá! de los pasos que pasan cerca de él y de su prodigioso oído.
Tracatrá!
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8 comentarios
Nepomuk -
ivan -
nadie -
Cuando superdesarrollas un sentido en concreto, los demás se atrofian. Seguro que a Julius toda la comida le sabía a pollo.
guisnte -
;)
guisante -
y se enteró de quien lo iba a asesinar cuando paseaba de noche cerca de ese callejón. Oyó unos tacatcas y dijo: -no, es él. El tacatacas lo asesinó. Le asestó una puñalada mortal y mirándole a los ojos le dijo: -cómprate unos zapatos ortopédicos, COJO asqueroso!!
y mira, ya me parezco un poco a nuala... Sólo que ella lo hace con más poesía.
Nuala -
Antes yo reconocía a los vecinos por el sonido de sus pasos en el portal, por el de sus llaves e incluso sabía por el ruido que hacía la puerta, cuál habían cerrado. Definitivamente estoy perdiendo facultades. Tampoco es que me importe, claro.
Carlos -
Igual, esperaremos a ver que dice.
Ella y su orgía -