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Spica *

Todos somos Ferdinand

Todos somos Ferdinand A Ferdinand siempre le gustó salir de casa. Ya fuese un paseo al bar de enfrente o un vuelo trasatlántico hasta Alaska.

Al mismo tiempo, Ferdinand siempre tuvo la sensación de que vivía dejando un hilo por dondequiera que pasara. Un hilo que salía de él y cuyo extremo estaba en “nosesabedonde”.

Lo extraordinario, entonces, era que un ovillo interior iba deslizando sin pausa aquel hilo incansable, sea cual fuese el rumbo que tomase.
Por ejemplo, si salía de su casa rumbo al trabajo, podían verse cientos de hilos de anteriores días, de anteriores recorridos al trabajo. Hilos de ida y de vuelta. Hilos que bajaban por la escalera, pasaban por debajo de la puerta del portal, cruzaban la calle, bajaban al metro, se oprimían en las puertas de los vagones, se estiraban, se distendían, salían a la superficie, se enrollaban en la puerta giratoria de su trabajo, se elevaban en el ascensor y llegaban hasta su escritorio.

Y los hilos siempre allí, por dondequiera que pasara Ferdinand.
Irrompibles, maleables, desenredados, reveladores. Dejando un mapa perfecto de la estela de su dueño. Idas al aseo, paseos por el parque, visitas a la casa de sus tíos, vagabundeos casuales, itinerarios planificados.

Pero lo mejor, y quizá lo más inquietante, era la idea que tenía Ferdinand de observar al planeta desde muy arriba. Y entonces descubrir que mientras más viajaba por el mundo, éste se iba ovillando cada vez un poco más. Y una vuelta, y otra, y otra.

Hasta que el mundo fuese un ovillo,... igual al que lleva Ferdinand en su interior.

*

14 comentarios

Patricia -

El hilo que sale de Ferdinand es su esencia de vida y al ir dejando rastro hace pensar en la idea de no querer ser olvidado.

No me hagais mucho caso, que se me va la "perola" jajaja

almu -

Sí, ha estado complicado entrar aquí últimamente...

Nuala -

yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

por dios santo :D

guisss -

gané!!
sólo he tardado 3 horas en poder entrar!! pero gané!!

almu -

A medio hacer, mirándolo desde el cielo, parecerá envuelto en una tela de araña. Como si fuera viejo, o estuviera descuidado.

would -

Una historia bonita hasta que el hombre ovillo (ese tal Ferdinand) se encuentre con la señora tijeras y se vaya todo al carajo.

Gran post.

El angel azul -

Claro, por eso tropezamos siempre con la mismas piedras en este mundo que más que un pañuelo es un ovillo, en el que damos vueltas sin parar a su alrededor. ;-O
Me encanta la história!

El cíclope tuerto -

¿y es este el hermano secreto, pasota y viajero del Asombroso Spiderman?
Me cae mejor.
Y macho, con tu blog me tienes enviciao.

Cae lagrimita. Una.

ivan -

jodo tio, me has dejado noqueado....

saravá -

Gran tipo ese Ferdinand.
Como veo que va de nudos, no sé quien dijo una vez que un nudo se deshace por el aburrimiento del propio nudo.
O algo así.

Carlos -

Fujur... ooops... espera que voy a leerte y te respondo.

fujurdragonblanco -

Si tuviésemos dentro un ovillo continuamente deshilándose, para evitar que se hagan nudos tendríamos que estar continuamente alejándonos del lugar donde comenzó a desenrrollarse. ¿Será por eso que no logro salir del lío cada vez que me paro a pensar?
Mmh... me juego el cuello a que piensas que sólo te leo cuando me posteas un comentario. Y no es cierto.

guis -

ohhh qué bonitooooo!! me gustaaa!!! ¿y por qué tenia el pobre ferdinand un nudo de ovillo en su interior?

¿se lo preguntaste?

pregúntaselo, anda!

Nuala -

Obviamente Ferdinand siempre fue un liante, y a lo que practica se le llama una maniobra envolvente.