Y vosotros, los espectadores
Tumbados boca arriba, miraban a los espectadores.
Ellos que se habían conocido ese mismo día, sin planearlo.
Ellos que habían bajado de ese tren rumbo a Viena sólo para conocerse.
Ellos que se habían despedido muchas horas antes, en la cena, para no hacerlo llegado momento.
Ellos que habían proclamado no hacer el amor, y terminaron follando sedientos en aquel parque ondulado y verde como un mar.
Ellos que pasearon de la mano por aquella ciudad.
Ellos que tenían mil vidas que contar, todas sobre ellos mismos y atadas.
Ellos que no se verían nunca más.
Ellos los protagonista del filme.
Ellos que de desaparecieron después de los créditos.
Ellos y vosotros.
Ellos que se habían conocido ese mismo día, sin planearlo.
Ellos que habían bajado de ese tren rumbo a Viena sólo para conocerse.
Ellos que se habían despedido muchas horas antes, en la cena, para no hacerlo llegado momento.
Ellos que habían proclamado no hacer el amor, y terminaron follando sedientos en aquel parque ondulado y verde como un mar.
Ellos que pasearon de la mano por aquella ciudad.
Ellos que tenían mil vidas que contar, todas sobre ellos mismos y atadas.
Ellos que no se verían nunca más.
Ellos los protagonista del filme.
Ellos que de desaparecieron después de los créditos.
Ellos y vosotros.
6 comentarios
Carlos -
Demasiada nitidez, quizá.
bacterio -
Los argumentos son a veces cosas que sólo existen en nuestra cabeza, idealizaciones para tranquilizarnos en la seguridad de haber impartido orden a algo que (ay) no lo tiene.
Saludos
Nepomuk -
Señoritas..no es por fastidiar, pero el teatro no tiene títulos de crédito. Aunque un hombre-anuncio quedaría vistoso...
Nuala -
En cualquiera de los casos, el final es el mismo: títulos de crédito y fundido en negro.
(En todo caso, poca imaginación la del guionista que sólo puede imaginar una historia de amor que dure unas horas. Por muy chula que sea la peli. Sorry. Me quedo con la versión extendida, con extras, cómo se hizo, etc etc)
guis -
fujurdragonblanco -