Mi amigo Jason
De pequeño, Jason era de esos amigos que te protegían del bruto de turno a pesar de ser tan enano como tú.
Ni mucho menos esto fue garantía de se convirtiera en una buena persona. Creció rebelde, impaciente y muy superficial.
Aunque representaba valores casi opuestos a los míos, hubo una época en la que éramos inseparables. No nos complementábamos, pero cada uno ponía al servicio de la situación las habilidades que había desarrollado.
Él con un instinto infalible para salir de asuntos feos y yo con la lógica racional para no entrar en asuntos feos.
Hacíamos cosas que yo nunca hubiese emprendido por mí mismo. Cosas buenas y cosas malas.
Y naturalmente, un día sucedió algo extraordinario.
Un temblor bajo mis pies.
Una tarde llamó a mi puerta y me presentó su "coche nuevo". Un Volkswagen Golf, negro, reluciente, con llantas brillantes y... robado. No lo había robado él, simplemente lo había "negociado" por diez mil pesetas en determinado punto oscuro de la ciudad.
- "Es un pan recién sacado del horno, se lo han levantado a una viejecita en un centro comercial".
- "¿...eh?" dije sin pensar.
- "Mira... si hasta tiene la compra en el maletero".
Y efectivamente había una compra de unas 7 bolsas a rebosar de enlatados, pastas, zumos, galletas...
Dentro de mí en ese momento que me despedí de él y luego subí al coche. Le acompañé, fui su amigo como siempre, contemplé ese volcán casi en erupción, le secundé en la locura, no le planté cara a lo descabellado,...y al final de esa noche emborronada, fue imposible quitarle la idea de quemar su "nuevo coche" con ayuda de gasolina y un mechero. En una esquina me bajé, le di cinco mil pesetas, le dije adios y me fui a andando a casa.
Esa noche, a lo lejos, vi el volcán en erupción, sus llamaradas deslumbrantes y su humo vertical rumbo al cielo.
Y yo respiré aliviado.
No tengo vocación de vulcanólogo.
*
Ni mucho menos esto fue garantía de se convirtiera en una buena persona. Creció rebelde, impaciente y muy superficial.
Aunque representaba valores casi opuestos a los míos, hubo una época en la que éramos inseparables. No nos complementábamos, pero cada uno ponía al servicio de la situación las habilidades que había desarrollado.
Él con un instinto infalible para salir de asuntos feos y yo con la lógica racional para no entrar en asuntos feos.
Hacíamos cosas que yo nunca hubiese emprendido por mí mismo. Cosas buenas y cosas malas.
Y naturalmente, un día sucedió algo extraordinario.
Un temblor bajo mis pies.
Una tarde llamó a mi puerta y me presentó su "coche nuevo". Un Volkswagen Golf, negro, reluciente, con llantas brillantes y... robado. No lo había robado él, simplemente lo había "negociado" por diez mil pesetas en determinado punto oscuro de la ciudad.
- "Es un pan recién sacado del horno, se lo han levantado a una viejecita en un centro comercial".
- "¿...eh?" dije sin pensar.
- "Mira... si hasta tiene la compra en el maletero".
Y efectivamente había una compra de unas 7 bolsas a rebosar de enlatados, pastas, zumos, galletas...
Dentro de mí en ese momento que me despedí de él y luego subí al coche. Le acompañé, fui su amigo como siempre, contemplé ese volcán casi en erupción, le secundé en la locura, no le planté cara a lo descabellado,...y al final de esa noche emborronada, fue imposible quitarle la idea de quemar su "nuevo coche" con ayuda de gasolina y un mechero. En una esquina me bajé, le di cinco mil pesetas, le dije adios y me fui a andando a casa.
Esa noche, a lo lejos, vi el volcán en erupción, sus llamaradas deslumbrantes y su humo vertical rumbo al cielo.
Y yo respiré aliviado.
No tengo vocación de vulcanólogo.
*
7 comentarios
imaginate -
Nuala -
Carlos -
Nepomuk -
ivan -
Nuala -
Yo pensaba en la pobre mujer que se quedó sin compra y sin coche. A la que el seguro no le va a cubrir esto, y que posiblemente tendrá que seguir pagando las letras de algo que ya no tiene, que se convirtió en una espiral de humo. Que posiblemente no vuelva a tener otro coche. Y todo porque sí, sin ningún motivo, porque le tocó a ella, y porque alguien un día se aburría. Porque lo que más jode es la injusticia cósmica. El azar que te elige. Premio. Odio la aleatoria.
(v) i r e t a -