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Armonía en estéreo

Armonía en estéreo

Por favor, entrecruza las manos y lee.

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Eva y Andrés entrarón en el salón por separado y tomaron asiento muy cerca el uno del otro, y muy próximos del atril y el escenario.

Se apagan las luces y las pupilas de Eva, se cierran a marchas forzadas, mientras su oído va tomando relevancia. En cambio Andrés abre más los ojos huyendo de la penumbra, porque su oído ya está bien educado. Y esto se explica porque él es músico y su fuerte es atrapar los sonidos, en menoscabo de su vista; y en cambio ella es modista y sus ojos están entrenados para ver costuras invisibles, siendo sus oídos menos habilidosos.

Mientras esperan la función los dos se mantienen, en un silencio expectante.

A una señal invisible, una flauta que escupe pistilos “do-re-mi” envuelve primero a Eva y luego a Andrés, dejándola navegar por ríos de piedras y discos ovalados como lentejuelas. Andrés no imagina que allí a su lado, sin ser vista, Eva espolea esas notas que trazan y demarcan un patrón para luego cortarlo a la medida, dejando un traje vaporoso delante de sus nublados ojos. Y de repente el traje se evapora y con ella la flauta, dando paso a un violonchelo que surca al aire como una enredadera y se enrosca en los pies de Andrés, pasando, antes, bajo el mentón de Eva.

Mira a su alrededor y no a ve a nadie emocionado más que a Andrés, allí entre el reducido público. Sin embargo no imagina, que escondido entre todos, está otro Andrés grave y sesudo, con un ligero temblor en los dedos de las manos.
Eva calla y presiente que hay algo más.

Andrés enreda sus dedos entre la triste melodía como rozando hojas de suave tacto, el tallo fino y fuerte, mientras su oído se inunda de savia en clave sol.
Y así transcurren unos minutos...

Y vuelven los pistilos, sobre la enredadera.
El Violonchelo y la flauta ambos ruidosos y tenues entretejidas sobre el pentagrama.
Eva y Andrés, ella intrigada haciéndose preguntas y Andrés sumergido sin reparar en nada. Ni nadie en él.

Y las melodías se extinguen despacio, entre la oscuridad, dejando una brizna sobre Eva y un jirón sobre Andrés.

Se encienden las luces y a un tiempo todos se levantan, excepto Eva y Andrés.
Y haced silencio que están ella muy despierta, abriendo las pupilas, y él como clavado en la silla, donde le gusta estar, con los oídos abiertos y los ojos cerrados deseando ocultarse abrigado en su mundo. Es así como podéis ver a Andrés y a Eva.

A punto de empezar otra armonía, como flauta y violonchelo, como pistilo y enredadera, como Eva y su escondido Andrés.



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Gracias, ahora descruza las manos y has lo que quieras con el ratón/mouse.

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