*** Primer deseo

Después de cavar, abrir, frotar, ver el genio de la lampara y desear; ocurrió lo siguiente: Cada ser humano, que hubiese realizado tres acciones desinteresadas en su vida, tenía derecho a compartir con el mundo su banda sonora preferida. Acústica perfecta desde la bóveda cenital hasta la profundidad del mar, en todos los rincones del planeta. Durante la ejecución de la pieza, nadie podría morir, ya que no se puede abandonar la sala hasta que la música no cese. El genio pensó:
Enrevesado,... si! Fantasioso en demasía,... si. 
Pero vaya primer deseo. Estoy impaciente por oír el segundo...

(continuará) *