Mi amiga Marcia (Continuación)
Siempre me llamó la atención ver a una chica en bicicleta rodando por la vía y no por la acera.
No me -mal entendáis- (las chicas son guerreras)... pero hay que tener cierto desparpajo para conducir entre espejos que asoman a derechas e izquierdas, como dagas asesinas y no aminorar el ritmo (en el que irías más rápido por la acera, evitando peatones).
Siempre me llamó la atención ver a una chica en bicicleta rodando por la vía y no por la acera.
Hasta que conocí a Marcia.
Marcia era una pelirroja de contextura fuerte, cara asalvajada y una sonrisa que te desarmaba. Una sonrisa que no era de chica coqueta, sino de competidora burlona.
¿a qué subo más rápido que tú? y acto seguido te decía con la boca de mimo sin sonido: Ca-pu-llín!
Y Marcia se ponía sus cascos y ponía cara de Mohamed Alí y se movía de derecha a izquierda. Sacaba la lengua cuando estaba cansada y me decía: aparta niñato que viene... la Marciana.
Y Marcia iba como una exhalación, dando golpes de boxeo con sus rodillas y dejando una estela carmesí con su pelo agitado a 40 km/h. Graciosa y contundente.
Y yo con la admiración en la cara.
Un día, tumbados en un parque, cansados de pedalear, con el sol entrando de frente, sobre un mar verde y mullido, le pedí que me dejara sus cascos para saber qué diablos escuchaba. ¿Qué escucha una tía que se agita como una mariposa y te mete los codos si quieres rebasarla?.
¿Qué escucha una marciana?
Me lanzó uno de sus cascos y me dijo: no le digas a nadie...
Y escuché...Vivaldi!,... escuchaba a Vivaldi... gloria in excelsis deo.
Y yo con la admiración en la cara.
(...)
Ca-pu-llín!, me diría, callada, ahora mismo si supiera que lo he contado.
Y yo le diría que hoy me he reencontrado con Vivaldi y he escrito unas líneas rápidas sobre un post-it amarillo.
Esas de la primera parte.
*
No me -mal entendáis- (las chicas son guerreras)... pero hay que tener cierto desparpajo para conducir entre espejos que asoman a derechas e izquierdas, como dagas asesinas y no aminorar el ritmo (en el que irías más rápido por la acera, evitando peatones).
Siempre me llamó la atención ver a una chica en bicicleta rodando por la vía y no por la acera.
Hasta que conocí a Marcia.
Marcia era una pelirroja de contextura fuerte, cara asalvajada y una sonrisa que te desarmaba. Una sonrisa que no era de chica coqueta, sino de competidora burlona.
¿a qué subo más rápido que tú? y acto seguido te decía con la boca de mimo sin sonido: Ca-pu-llín!
Y Marcia se ponía sus cascos y ponía cara de Mohamed Alí y se movía de derecha a izquierda. Sacaba la lengua cuando estaba cansada y me decía: aparta niñato que viene... la Marciana.
Y Marcia iba como una exhalación, dando golpes de boxeo con sus rodillas y dejando una estela carmesí con su pelo agitado a 40 km/h. Graciosa y contundente.
Y yo con la admiración en la cara.
Un día, tumbados en un parque, cansados de pedalear, con el sol entrando de frente, sobre un mar verde y mullido, le pedí que me dejara sus cascos para saber qué diablos escuchaba. ¿Qué escucha una tía que se agita como una mariposa y te mete los codos si quieres rebasarla?.
¿Qué escucha una marciana?
Me lanzó uno de sus cascos y me dijo: no le digas a nadie...
Y escuché...Vivaldi!,... escuchaba a Vivaldi... gloria in excelsis deo.
Y yo con la admiración en la cara.
(...)
Ca-pu-llín!, me diría, callada, ahora mismo si supiera que lo he contado.
Y yo le diría que hoy me he reencontrado con Vivaldi y he escrito unas líneas rápidas sobre un post-it amarillo.
Esas de la primera parte.
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3 comentarios
guisante -
porque podríamos decir que Marcia sacaba toda su agresividad de la musica que escuchaba, pero sabiendo que era Vivaldi....
quiere decir que Marcia sacaba toda su energia de sí misma
imagínate si escuchara una musica cañera.... seria doblemente Marcia...
con vivaldi es simplemente marcia... o es solamente marcia...
(¿jugando a las pistas eh?)
Nuala -
Si no las arrolla un bus, que no oyen por ir con los cascos puestos, claro.
Carlos -
yo las recojeré después.