¿Pastor de Mariposas?
Un día, entre las luces y las manos sudorosas, se preguntó si realmente existiría eso que llaman vocación. Y se preguntaba con hiriente insistencia si no habría alguna profesión en Bangkok o en Vancouver, que él desconociera viviendo en donde siempre.
Su pensamiento daba vueltas y volaba sobre montañas de ultramar, de más cerca o de más lejos, en valles o cumbres... y se cuestionaba si no habría alguna tarea parecida a pastor de mariposas en alguna aldea perdida en el Pacífico en la que él fuera perfecto.
Así pasaban sus días entre geografías y oficios imposibles, entre contorsiones y olor a humo azucarado, dejando deambular juntas a su mente y a su frustración inquisidora.
Cansado, y curioso, un día se marchó a recorrer latitudes y longitudes.
Probó mil quehaceres y descubrió que casi todos ellos podían ser divertidos o aburridos. También entendió que en todos ellos podía aprender o enseñar; hacerlo bien, mal y al final adquirir cierta destreza.
Comprobó con desazón y alegría, que aquello que él llamaba vocación... no era tal.
Si, había nuevas ocupaciones nunca imaginadas, pero no por eso le abandonaba el humo o le dejaban de tirar las manos sudorosas.
Al regresar, continuó siendo go-go en el lugar de siempre, y en el espejo de su camerino, de estrella noctámbula, escribió lo siguiente con carmín violeta:
La vocación no existe. Existo yo y mi baile de go-go.
Y eso rima.
*
Su pensamiento daba vueltas y volaba sobre montañas de ultramar, de más cerca o de más lejos, en valles o cumbres... y se cuestionaba si no habría alguna tarea parecida a pastor de mariposas en alguna aldea perdida en el Pacífico en la que él fuera perfecto.
Así pasaban sus días entre geografías y oficios imposibles, entre contorsiones y olor a humo azucarado, dejando deambular juntas a su mente y a su frustración inquisidora.
Cansado, y curioso, un día se marchó a recorrer latitudes y longitudes.
Probó mil quehaceres y descubrió que casi todos ellos podían ser divertidos o aburridos. También entendió que en todos ellos podía aprender o enseñar; hacerlo bien, mal y al final adquirir cierta destreza.
Comprobó con desazón y alegría, que aquello que él llamaba vocación... no era tal.
Si, había nuevas ocupaciones nunca imaginadas, pero no por eso le abandonaba el humo o le dejaban de tirar las manos sudorosas.
Al regresar, continuó siendo go-go en el lugar de siempre, y en el espejo de su camerino, de estrella noctámbula, escribió lo siguiente con carmín violeta:
La vocación no existe. Existo yo y mi baile de go-go.
Y eso rima.
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14 comentarios
Nepomuk -
Cuánta crueldad de autor, Dios mío... (¿Hoy no hay tetas cósmicas con rayos lunares?)
Lord Jim -
Me encanta la frase final, "Existo yo y mi baile de go-gó", creo que sustituirá con éxito lo de "pienso, luego existo". Tiempo al tiempo.
valpertuna -
Noria -
la vocación existe siempre, per no siempre somos capaces de cumplir sus espectativas
besos
ivan -
un saludo y beeeeeee.
Nuala -
Si has hablado con el pastor de mariposas, ya te habrá contado que esa profesión no la eliges, sino que te elige ella a ti. Un día vas por la calle tan tranquilo y unos ojos se cruzan con tus ojos. Y las mariposas dicen: "este". Y se instalan en tu estómago y a partir de ese momento, te conviertes en su pastor. Los que son buenos en este oficio consiguen que su interior esté lleno de colores y aleteos hasta el resto de sus días. A los que no lo son, se les mueren las mariposas y se vuelven a su oficio habitual.
En todo caso, cuidado con ellos porque al ajedrez, en cuatro movimientos te hacen mate. (Pero aunque mortal, es una jugada tan elemental, que sólo caen los principiantes)
(v) i r e t a -
El angel azul -
Carlos -
evam -
Alex -
Anónimo -
ocnalbnogardrujuf -
imaginate -
Saludos
P.S: Ahora ya puedo tomarme tranquila el mio-relajante, sin miedo a preguntarte otra vez por cosas raras porque como ya me voy a acostar...