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Spica *

“él”

“él” Ramiro siempre tuvo miedo de él. Era el clásico “matón” de 10 años que te atemorizaba con su ego, su rebeldía y su rabia contra el mundo. Zancadillas cínicas, pequeños hurtos dolorosos, burlas crueles en clase, retar con descaro a los mayores, fumar en el baño, zarandear a los pequeños.
La primera vez que intercambiaron unas palabras fue cuando a Ramiro le emboscaron en una calle ajena y torcida, y entre empujones, tres canallas, le pidieron todo su dinero, la mochila y su dignidad. Entonces apareció él, tan arrogante; preguntando retador qué pasaba allí,... y ante el silencio, repartió collejas y patadas a todos, incluido Ramiro. Luego mientras los tres huían le espetó a Ramiro en la cara: “¿por qué eres tan cobarde?... mírame a mí, soy pequeño y me hago respetar!!”. Ramiro se secó las lagrimas manchándose la cara y no supo qué contestar. En realidad si lo sabía pero no tuvo el valor de decir que si, que era un cobarde.
De eso se trata; los cobardes no tienen valor.

Así pasó el tiempo, y Ramiro lo vio crecer durante 10 años. Le vio hacer el gamberro en todos esos años. El líder oscuro, el más osado, el diablo más pequeño, el que se hace respetar. Drogas, robos urbanos, pintadas groseras, sexo descarnado, destrozo de lo ajeno, zarandear a los grandes y pequeños.
La siguiente vez que intercambiaron unas palabras fue cuando a Ramiro le emboscaron en una calle ajena y entre empujones, dos canallas, le pidieron todo su dinero y la mochila. Dignidad no tenía. Entonces apareció él, tan arrogante; preguntando retador qué pasaba allí,... y por respuesta un duro puñal se clavaba en su espalda.

*
La emboscada no era para Ramiro, era para él.
El tercero era el más canalla, y llegó por detrás con el filo más afilado. Afilado por los años. Afilado por la sed de vengar una huida de hace 10 años.
*


Luego mientras los tres huían le espetó a Ramiro en la cara: “¿por qué eres tan cobarde?... mírame a mí...”- , y suspiró vaciándose. Ramiro le secó las lágrimas manchándole la cara y no supo qué contestar. En realidad si lo sabía, pero esto ya es cosa de él.

Y a partir de ahora, cuando digo “él”, me refiero a Ramiro.

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14 comentarios

saravá -

Me parece un tratado de hermenéutica. Oscuro. el personajillo se las trae y lo que podamos asemejarnos a él también.

saravá -

Me parece un tratado de hermenéutica. Oscuro. el personajillo se las trae y lo que podamos asemejarnos a el también.

chicomalo3772 -

Me ha gustado la historia, con giro final inesperado. Has pensado en hacerte guionista? ;-)

El Cíclope Tuerto -

La emboscada nos la has tendido tú, con ese final.

Nepomuk -

Todo matón sabe que para darse de leches, primero quitarse el reloj y luego las gafas.
Lo digo por el retrato. Uno no termina de saber si es Ramiro o el fiambre.

Alex -

Odiando el odio, amor.

dragon negro -

no siempre los valientes salen victoriosos, ni los cobardes acaban perdiendo, la vida es mas complicada...

saludos, ya estoy de nuevo por aqui!!!

fujurdragonblanco -

Los mejores son siempre los primeros en caer.

guis -

de mal en peor..... condenadas generaciones de yonkis jejejeje

ivan -

Y a mi que me da la sensacion de que ha ocurrido en la realidad????......la teoria esta muy bien, y es cierto que no merece la pena defender lo reemplazable, pero tambien es cierto que esa es la teoria....la practica es mas dura y cruel....

un saludo.

(v) i r e t a -

tienes la ilustracion para la siguiente colaboracion... jejjjeee

lu -

todos tenemos miedo...
quizá el más valiente es el que lo dice

Alex -

Vi que era de carne igual.

Nuala -

Para mí un valiente no es una persona hace algo porque no tiene miedo, sino quien hace algo a pesar de tener miedo.

Por lo tanto "él" (el matón al que teme Ramiro) no es valiente, lo suyo tiene más que ver con la irresponsabilidad o con la desesperación.

Lo de Ramiro se llama instinto de conservación. No merece la pena arriesgar la vida por una mochila, ni por cualquier otra cosa que sea fácilmente reemplazable.

Y el auténtico cobarde de la historia es el tercer canalla, el que tiene que matar por la espalda, porque no puede hacerlo de frente. El que intenta matar su vergüenza, su cobardía, con otra mayor.

-...mírame a mí...
-Sí.Estás muerto. ¿Y ahora qué?