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Boxeo bíblico en espiral

Boxeo bíblico en espiral

Caín va en un vagón de metro, agotado, mal sentado, rendido por el día, dormitando, abrazado a un viejo maletín de cuero repleto de papeles oficiales: leña burocrática. Pero ahora la cosa no va del contenido de su maletín, sino de su cabeza. Se ha dormido mientras repetía la palabra soñar, soñar, soñar, soñar... y al soñar regresa a su infancia.

Abel, justo en ese momento, baja las escaleras de dos en dos, con energía, vestido de Armani, perfumado y como un bailarín ruso, salta al andén... a esperar un vagón de metro que lo lleve al centro.

Caín regresa a su infancia, entre sueños, y revive las horas muertas después del cole, cuando jugaba solo y un grupo de chicos más grandes, del barrio, malvados, que siempre pasaban por allí, empiezan a empujarle. La maldad en el ambiente. Fragilidad del bambú y el viento que intenta destruir la voluntad. Un ángel de la guarda que está de baja por stress. El miedo. Pero Caín está soñando y decide dar la vuelta a la tortilla, y se hace mayor y un poco menos bueno. Y abofetea a los malvados. Tímidamente al principio, pero la saña crece y aunque está soñando, un hombre desmadejado sobre el asiento de un vagón, sonríe dormido.

Abel siente el mazazo sobre su cara. Se agacha adolorido, paralizado, antes por la sorpresa que por el daño. Aturdido se incorpora y se sacude rehaciéndose.

Caín ya no está en el patio de un cole, sino en una plaza haciendo botellón, solo, y los chicos a los que golpeaba, son mayores de nuevo, se burlan de él, le insultan, le amenazan, le rodean, le golpean, la maldad que alimenta, y Caín se revuelve. Es un sueño. Se hace mayor, más fuerte, y arremete contra todos con malevolencia. Y vence de nuevo.

Abel cae de rodillas, atenazado por el dolor. Todo se sucede rápido como en espiral.

Caín llora UNA lágrima con los dientes apretados mientras duerme y sueña dentro del vagón. Pero el ciclo se repite, una y otra vez, siempre es perseguido, es derrotado, odia, se hace mayor, sueña, vence y aprende. Su némesis también.

Abel yace despeinado sobre el andén recostado de la pared, llora quedamente, llora, llora, llora, llora porque recibe su merecido y reconfortado por que han cesado las punzadas sobre su cuerpo. Sobre su mente. Aliviado, intenta respirar grandes bocanadas de aire. Todo el que puede y le permiten sus doloridas costillas. Siente una mezcla de arrepentimiento y vergüenza, contraponiendo toda la arrogancia y soberbia que portaba antes de bajar al andén.

Suena un pitido. El vagón ha llegado. Se abren las puertas. Un hombre con un maletín en la mano se cruza con un hombre de Armani que se dirige al centro.

Cien Caínes y Abeles se cruzan en las puertas.

*

6 comentarios

carlos -

en vez de cain y abel debí nombrarlos mortadelo y filemon... hansel y gretel... dalí y gaia...

he derivado a lo místico cuando yo hablaba de venganzas...

en fin...

Ursula Magic -

Profundidad, pero demasiada para estas horas del día. Lo que me gusta es esa vuelta de tuerca que das proponiendo que cain era bueno y se hizo malo en un patio de cole, y que abel era un cerdo y ahora se redime en sueños de otro. En que demonios estarías pensando cuando escribiste esta historia.

nadie -

Caín y Abel, el Correcaminos y el Coyote, el PSOE y el PP... las cosas no son tan simples, pero así nos gusta pensar. Buenos y Malos. ¿Cuestión de comodiadad? ¿Pereza? No lo se.
En este rincón YO (el bueno) y en el otro rincón ELLOS (los malos).
Nuestro pensamiento en el fondo no se diferencia mucho del sistema binario informático. ¿Tienes hambre? Si o No. ¿Tienes miedo? Si o No. ¿Ganas de follar? Si o Si (esta es una ecepción).
En fín... El patio del colegio, el vagón de metro, el campo de futbol, o el Congreso de Diputados... Dos hombres entran, uno sale (coreamos todos).
Y si dudas, si no perteneces claramente a ningún bando, eres un marginado, o un inadaptado, o un "blando" o no tienes "ni puta idea".

Nuala -

Como va de onomatopeyas, dejo una:

¿ein?

¿qué se supone que ha hecho de malo el pobre fulano vestido de Armani? ¿Triunfar en la vida? ¿También va de platos de lentejas esto?

Caín y Abel, buenos y malos. Mundos en blanco y negro. El ying y el yang.

(Los boxeadores cuando entrenan pelean con su sombra.)

No será tan zen, pero prefiero los mundos Pantone, donde no hay peleas, ni contrincantes. Todo el mundo tiene su sitio, no necesita más.

caíniña abelazul -

ay.

la sombrilla insolada -

Uf!