De domingo a domingo
Salió temprano, después de beber un café un comer un saludable plátano.
Compró la prensa.
Bajó la calle y pensó a dónde dirigir sus pasos ese domingo.
Sus pasos lo llevaron a casa de su amigo David, lugar en el cual aceptó otro café mientras echaba un vistazo a los clasificados: sección alquileres.
Levantó la vista y la perdió.
Recobró la conciencia y elucubró un plan.
Arrancó un trozo de los clasificados y se marchó de inmediato, dejando el café todavía humeante.
Se dirigió a la parada y subió al autobús 133 y se dejó llevar hasta ese barrio tan distinguido.
Encontró la casa, el número, golpeó suavemente la puerta, y se presentó a la dueña de la casa.
Se mostró interesado por los espacios, la calefacción, la iluminación y el barrio. Hizo las preguntas oportunas.
Se sentía simpático, empático, casi liberal. Casi en libertad.
Hizo el trato. Aceptó el contrato. Firmo con buen trazo.
Regresó en el 133. Con el mismo conductor, qué casualidad. Se sentía predestinado, elegido, casi liberal.
En su mano aun daba vueltas al trozo de clasificado con la dirección y las señas del alquiler. Le arrugo en un arrebato, y lo dejó escapar sobre el asiento vacío de enfrente.
La tarde cayó y el llegó a casa. Cansado pero decidido. Como la tarde.
Entró, saludó, pasó de largo, recogió su algunas cosas, pasó de largo, saludó, salió.
Se detuvo, regresó, abrió la puerta... dijo con voz clara: adiós madre, el domingo próximo hablamos.
Camino de su nueva casa pensó en que sería una buena idea comprar una botella de whisky para celebrar. Pero no lo hizo.
Al llegar a su nueva casa, la casera le invitó a beber algo.
- Dijo con voz clara: "Whisky, por favor".
Y eso sonó casi liberal.
*
Compró la prensa.
Bajó la calle y pensó a dónde dirigir sus pasos ese domingo.
Sus pasos lo llevaron a casa de su amigo David, lugar en el cual aceptó otro café mientras echaba un vistazo a los clasificados: sección alquileres.
Levantó la vista y la perdió.
Recobró la conciencia y elucubró un plan.
Arrancó un trozo de los clasificados y se marchó de inmediato, dejando el café todavía humeante.
Se dirigió a la parada y subió al autobús 133 y se dejó llevar hasta ese barrio tan distinguido.
Encontró la casa, el número, golpeó suavemente la puerta, y se presentó a la dueña de la casa.
Se mostró interesado por los espacios, la calefacción, la iluminación y el barrio. Hizo las preguntas oportunas.
Se sentía simpático, empático, casi liberal. Casi en libertad.
Hizo el trato. Aceptó el contrato. Firmo con buen trazo.
Regresó en el 133. Con el mismo conductor, qué casualidad. Se sentía predestinado, elegido, casi liberal.
En su mano aun daba vueltas al trozo de clasificado con la dirección y las señas del alquiler. Le arrugo en un arrebato, y lo dejó escapar sobre el asiento vacío de enfrente.
La tarde cayó y el llegó a casa. Cansado pero decidido. Como la tarde.
Entró, saludó, pasó de largo, recogió su algunas cosas, pasó de largo, saludó, salió.
Se detuvo, regresó, abrió la puerta... dijo con voz clara: adiós madre, el domingo próximo hablamos.
Camino de su nueva casa pensó en que sería una buena idea comprar una botella de whisky para celebrar. Pero no lo hizo.
Al llegar a su nueva casa, la casera le invitó a beber algo.
- Dijo con voz clara: "Whisky, por favor".
Y eso sonó casi liberal.
*
9 comentarios
Nepomuk -
guis -
Ella y su orgía -
Besitos.
juyma -
(v) i r e t a -
voy a tomarme una copa a casa del vecino, a ver si a mi tb me invitan
ivan -
un saludo.
nadie -
Nuala -
Nuala -