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Spica *

El despertar

El despertar La primera vez que Octavio tuvo una cámara de fotos entre sus manos fue un sábado por la mañana durante la visita de su tío Eulogio, su tía Magda y sus dos primos.

Octavio tenía 8 años y acababa de pasar una noche turbia entre fiebres y pesadillas causadas por una gripe infame y muy extendida.
Sin embargo entre el revuelo de la visita y el olor de la yerbabuena que inundaba toda la casa, éste se animó a salir en pijama al salón.
Como si de una ceremonia unipersonal se tratase, el tío Eulogio extrajo lentamente de un bellísimo maletín de cuero todas las piezas de una cámara reflex: objetivos, lente intercambiables, base, angular, trípode, cámara, cubierta, disparador a distancia, correa,... todos ellos eran partes oscuras o brillantes y completamente limpias.

Mientras tanto, Octavio trataba de mantener la boca cerrada y la atención despierta como si estuviera en clase de matemáticas.
En un acto no pensado Octavio alargó sus manos y cogió la cámara con cariño y emoción.
Y al segundo siguiente, la mano derecha del tío Eulogio le arrebataba la máquina con firmeza y con la otra castigaba con fuerza las de él.
- “No se toca!” – es lo único que dijo su tío.

Octavio no lloró, de momento. Pero un hipo contenido se desató en él, así que pidió permiso a los presentes y se fue de prisa a su cama, en dónde rompió a llorar un océano de los grandes. No de los pequeños, de los grandes.

*

Esos días marcan y Octavio, naturalmente, se hizo fotógrafo.

Y no se sabe bien por qué, pero sus fotos provocan un hipo contenido, que pasado algún tiempo te resquebraja como si te brotara un océano. Y después es posible que te tranquilices como si te inundara el olor de la yerbabuena. O puede que una furia comedida se apodere de ti.
En realidad no es predecible qué sensación te puede embargar.

Todo depende de Octavio.

7 comentarios

carmen -

Entonces, indudablemente, ese Octavio era un tipo especial.

Un saludo Carlos

Patricia -

Quizá esa es la clave de ser un buen fotógrafo, pintor, científico o lo que sea:
no dejar indiferente

Agua -

Te leo despacio, disfrutando de tus letras...me gusta tu espacio, no se muy bien que huellas seguia...pero llegue aqui...volvere!

Un beso en la punta de la nariz!

Cíclope Tuerto -

Yo tuve un tío Eulogio que me hacía lo mismo pero con su coche, un seiscientos azul. Ahora tengo un Seat Ibiza y no le dejo subir.

Un saludo

(v) i r e t a -

eso es lo mínimo q se puede pedir, no?...

Ume -

Me gusta mucho como escribes... ha sido una suerte caer aqui... Volveré. Un saludo.

Nuala -

En todo caso las fotos de Octavio nunca te dejan indiferente. Supongo que eso es ser un buen fotógrafo.