Blogia
Spica *

*** Sobre cubierta

Es curioso comprobar que todo esto tenía sentido en mi mundo hasta hace 1 semana. Un ideal de una pareja que ama el mar sobre un velero, de historias tormentosas para subir una vez y emprender el periplo. Para dar la mano a la otra y convertirla de puerto en tripulante.
El viaje era apacible y regular en el tiempo.

Pero ya basta de navegar. Se acabó el velero, el mar y la tranquilidad cómplice.

He arrugado la escena como a un periódico viejo, con más facilidad de la que imaginaba.

Tengo el papel en blanco y mil ideas de colores para llenar de ruido todo y a todos.

Ha ocurrido algo sorprendente hace 1 semana.
No lo diré.

Adios mar amado. No te extrañaré…, pero tengo las imágenes y palabras de otros para recordarte.

Silencio compartido. Horas y horas sin hablar. Con la cabeza tan lejos como el horizonte te permita. Calma. Tranquilidad. Pensamientos claros, simples, el calor de la familia lejana que siempre está. Miradas que se cruzan, sonrisas cómplices cargadas de bienestar. Algo se mueve, alguien cambia de postura, una gaviota se posa sobre la vela enrollada, la miras, se va. Un bostezo, calor. Desayunar al amanecer, acostarte sin sueño, adormecida por el mar. Comer dormida, leer. Mirar las nubes, pintar las olas, oler. Los días pasan en absoluta tranquilidad. Y cuando te das cuenta pasan semanas, el pelo se enreda, tu piel sabe a mar.

*

0 comentarios